Siempre he sido una mujer muy activa, me gusta mantenerme ocupada. Desde que recuerdo siempre he tenido una gran energía que me caracteriza.
Hace unos años, antes de empezar mi carrera profesional de fotógrafa, era triatlonista. Los triatlones eran mi forma de sacar mi energía. Siempre he sido muy deportista, la mejor parte era el café antes de entrenar.
Fueron muchos años de entrenamiento, logros y avances hasta que encontré mi pasión: otra forma de consumir mi energía. Siempre he pensado que la fotografía es como el deporte: cargar una cámara 8 horas, agacharte para encontrar el mejor ángulo, estar en constante movimiento durante las sesiones. Todo el tiempo estás moviéndote, nunca te quedas quieta, o al menos yo no.
La fotografía es la razón por la que dejé el triatlón, mi mente ya estaba en otro lugar. Al mismo tiempo, soy una mujer tranquila. Soy tranquila en mis pensamientos, en mi forma de tomar decisiones y en mi forma de socializar con las personas a mi alrededor.
Soy licenciada en comunicación, publicidad y relaciones públicas de la Universidad Panamericana de Guadalajara. Durante mi carrera llevé clases de fotografía básica y avanzada, con fotógrafos profesionales como Paco Navarro y Pablo del Valle, que se han convertido en asesores personales por su apoyo en todo momento.
Terminando mi carrera me fui a Madrid a estudiar fotografía profesional en la escuela EFTI con maestros muy significativos como los fotógrafos de "Dos más en la mesa", Rodrigo Rivas, Lucia Carmona, entre otros.
También tomé un Workshop de bodas impartido por fotógrafos reconocidos, donde aprendí sobre la atención y experiencia al cliente además de todo lo que conlleva el proceso de una boda.
Un día mi profesor de fotografía avanzada de la universidad, Paco Navarro, me pidió hacer un portafolio sobre producto, retrato, comida o moda. Yo elegí la categoría de producto porque hacía mucha conexión con lo que me gustaba del marketing y la publicidad. Me encanta lo que un simple producto puede comunicar y cómo te obliga a explotar tu creatividad.
Al entregar mi portafolio me di cuenta que era realmente buena y que eso se había vuelto más que una entrega para mí. A los pocos días una amiga mía, que sabía que tenía una cámara digital, me pidió tomar fotos de sus productos para su marca y lo más impactante fue que me iba a pagar por eso.
Al darle la entrega final de las fotos vio un gran potencial en mí, supo que tenía que seguir haciendo esto, sobra decir que le encantaron las fotos. Gracias a ella me inspiré y seguí buscando opciones para retratar.
Otros amigos me dieron la oportunidad de fotografiar sus productos, sin remuneración, y lo disfruté muchísimo. Fue así como logré hacer un portafolio y una agenda de clientes. Gracias a ustedes, por su confianza, he logrado trabajar con más de 50 marcas en menos de un año.
Al poco tiempo de trabajar en fotografía de producto, me empezaron a contactar para fotos sociales. Acepté el reto y lo intenté. Es inexplicable cuánto disfruté cada una de las sesiones sociales. Me di cuenta que había infinidad de áreas en la fotografía, tenía miles de opciones.
Me tocó conocer y convivir con personas increíbles que hicieron que mi trabajo se hiciera más significativo y divertido. Hoy en día, puedo decir que el 90% de las fotos que hago son sociales y me atrevo a decir que mi pasión, no solo es capturar historias, es conectarme con personas igualmente increíbles.
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